15 sep 2010
La Jornada
La manera fallida, inconsistente, frívola y hasta contradictoria en que han sido organizados los actos conmemorativos por el 200 aniversario del inicio de la guerra de Independencia es expresión de la circunstancia crítica que vive el país y, también, de las carencias e incapacidades de la autoridad para comprenderla y atenderla. Por principio de cuentas, resulta paradójico que la conmemoración por los 200 años de la gesta independentista se produzca en el contexto de una soberanía nacional severamente acotada. Lo anterior se expresa con particular claridad en el sometimiento, desde hace más de dos décadas, al modelo neoliberal dictado por Washington, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; en la posterior suscripción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); en la grave circunstancia de dependencia alimentaria que afecta a México; en el abandono del campo, de la industria y de la planta productiva nacional; en el deterioro deliberado de la industria petrolera y la entrega de sectores estratégicos, como la banca y la generación de energía eléctrica, a empresas trasnacionales. El adelgazamiento” del Estado –realizado con ostensible corrupción–, el afán privatizador desmedido de las últimas cuatro administraciones federales, y la entrega de potestades nacionales a corporaciones y gobiernos extranjeros, colocan al país en situación de lamentable dependencia.
Otro tanto puede decirse de la suscripción de acuerdos como la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte –conocida también como el “TLCAN militarizado”– y la Iniciativa Mérida: tales convenios representan para México claudicaciones inadmisibles en materia de soberanía y seguridad nacional. Por añadidura, el desdén gubernamental a la observancia de los derechos fundamentales de mexicanos y ciudadanos de otros países da cuenta, dentro y fuera del país, de la incapacidad del Estado mexicano para cumplir con algunas de sus obligaciones fundamentales...
No comments:
Post a Comment